París ya no se conquista con tanques. Tampoco con la moda de alta costura o el arte más vanguardista. Y mucho menos con promesas políticas que nadie escucha. París se conquista a través de la cocina, demostrando ser el cocinero más innovador, más temerario, sin perder el clasicismo (un chef con clase) y sin olvidar la tradición. Casi nada.

El viaje físico puede que sea de diez metros (o unos cuantos kilómetros para llegar a la capital de la gastronomía), pero el verdadero viaje, el de la mente, el corazón y el estómago, son miles de kilómetros y miles de años que moldean la cultura culinaria de un país. El secreto no está en la masa, sino en la mezcla de cocinas (india y francesa) y en saber la cantidad exacta de especias que hay que echar al plato.

Otra película que recomendamos ver con el estómago lleno, pues ya desde las primeras imágenes (un mercado en Mumbai), la boca se te hace agua. Ese niño que huele un erizo de mar aprende algo importante:

La cocina son recuerdos.

En definitiva, para convertirte en un gran chef necesitas dos cosas: tener un don y llenar tu vida de recuerdos maravillosos que puedas transmitir en tu cocina. Quizá la felicidad no se encuentre en trabajar para un restaurante con tres estrellas Michelín, sino en la búsqueda de nuevos sabores.

Un viaje de diez metros es una de las películas que se exhiben en la filmo dentro de las actividades del Gastrofestival 2015.